EL AÑO HIDROLÓGICO

Según datos facilitados por la CHE (Confederación Hidrológica del Ebro), el río Ebro sumó una aportación de 8.173 hectómetros cúbicos en su desembocadura a lo largo del pasado año hidrológico, que finalizó el domingo 30 de septiembre. Este volumen supone que por el tramo final del río circuló un caudal medio de 259,16 metros cúbicos por segundo.

Esa cifra duplica de largo el caudal de seguridad del Ebro, situado en cien metros cúbicos por segundo desde hace una década a la espera de determinar el caudal ecológico propiamente dicho. Los sectores trasvasistas y determinados grupos conservacionistas suelen efectuar una sencilla operación aritmética en la que terminan denominando excedente a la diferencia entre el caudal medio y el de seguridad --en este caso serían 159,16 metros cúbicos por segundo o 5.019 hectómetros-- y reclaman que sea asignado, cuando menos parcialmente, a transferencias a otras cuencas o a incrementar los usos de carácter ambiental. En la práctica, resulta imposible.

Más de la mitad de ese caudal circuló por el río en los meses de marzo a mayo, coincidiendo con las primeras crecidas primaverales, la triple avenida de Semana Santa y su posterior resaca. De hecho, el caudal del Ebro se situó por debajo del mínimo ambiental en siete de los doce meses del último año hidrológico. Durante los dos años anteriores lo hizo en quince de 24.

Lo que, lamentablemente, no es posible es aprovechar esos excesos de agua de las grandes avenidas o de épocas de gran crecida. Este es un dato incuestionable que se transmite de forma inadecuada a los posibles beneficiarios de un trasvase. Quien así lo hace está mal informado, miente deliberadamente o es un mal intencionado.

Con ello se avivan las polémicas inter territoriales, y, ya se sabe, a río revuelto... lo cierto es que los sectores antitravasistas tampoco utilizan argumentos demasiado consistentes y, aunque hasta ahora, se esten llevando el gato al agua los motivos, siempre políticos y nunca técnicos, solo sirven para echar más leña al fuego.

¿Cuando alguien va a explicar la dura realidad?. Sin paños calientes, exponiendo las consecuencias y calculando los costes.

Cuando se habla de caudal ecológico, nuestros inefables políticos, parece que se refieran a un número político, decidido por consenso y sujeto a variación. Todos lo tratan igual, los favorables y los opuestos, es decir, mal.

El caudal ecológico es un concepto técnico, definible por metodos técnicos y que es fundamental para garantizar la superviviencia de un cauce, pero evidentemente, tampoco es suficiente si lo que se quiere es tener un río sano y ambientalmente vivo. Si el caudal del río se redujera a su caudal ecológico de forma permanente sería tanto como mantener vivo a un enfermo enchufado a una máquina. Tecnica mente esta vivo, pero eso no es calidad de vida ni es sostenible en el tiempo.

Hace poco tuve ocasión de navegar en canoa por la desembocadura del Ebro, experimente un echo curioso, pero muy significativo, la corriente del agua me arrastraba río arriba, esto es, el mar estaba entrando en el río.

Esta es la realidad.

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