NADIE, NADA

Ambas palabras se derivan de dos formas del participio pasivo del verbo latino nasci (nacer): nadie, del participio plural nati, y nada, del femenino singular nata.

Veamos el primer caso: nadie proviene de la locución latina homines nati non fecerunt, que literalmente significaba ‘personas nacidas no lo hicieron’ o, más propiamente, ‘nadie lo hizo’. Aparece registrado en español bajo la forma nadi desde el Cantar de Mio Cid y desde Berceo, usado sólo en frases negativas como nadi no lo hicieron, como figura en muchos casos hasta fines del siglo xv. En el Poema de Mio Cid se lee: No lo dizen a nadi e finco esta razon.

Posteriormente, evolucionó hacia naid y naide, considerado como un vulgarismo, aunque fue usado por Santa Teresa.

[...] que importa mucho que de sequedades ni de inquietud y destraimiento en los pensamientos naide se apriete ni aflija. (Santa Teresa de Jesús: Su vida).

Corominas señala que se pasó a usar nadie «como reacción contra el vulgarismo».

Nada, por su parte, se derivó de la expresión latina res nata (cosa nacida), que pasó al castellano como ‘nada cosa’ y, posteriormente, nada. Corominas observa que expresiones como ‘no hizo nada cosa’ se utilizan hasta hoy en el castellano hablado en los estados norteamericanos de Colorado y Nuevo México, rico en expresiones consideradas arcaicas por el resto de la comunidad hispanohablante.

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