Me cuesta trabajo titular así este post. María San Gil merece respeto personal ya que, como tantos, a visto al terrorismo actuar muy de cerca. Que matén a un amigo delante de ti debe ser muy duro, terriblemente duro y justifica, más que de sobras, la actitud de esta mujer, pero a la vez la invalida para actuar de forma ecuanime en política. A todos nos pasa ante cualquier problema, si no se toma distancia dificilmente se puede solucionar. Es eso de las ramas que no dejan ver el bosque. Por todo ello lo que está pasando estos días es rechazable, comprensible, pero rechazable. Pero María San Gil no actua sola, lo hace instigada por un personaje nefasto como es Mayor Oreja que, lamentablemente, ha pasado de ser un mágnifico ministro del interior y un actor notable en la política vasca a ser un extremista que de forma incomprensible va deslizandose por la senda de la demagogia. ¿Que puede convertir a una persona notable en un payaso?, ¿le pasa lo mismo que a Aznar? Rajoy tiene trabajo, le...
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